La ciencia en España. Una enfermedad interminable
En otras entradas de Dr. Arnau Rodríguez Illamola en Chequia he tratado la ciencia
como el único modo factible (Más la observación y lectura de registros) de obtener
conocimiento de la realidad, y he mencionado al I+D como la única herramienta
sostenible de creación de trabajo y de impulso del desarrollo de cualquier
sociedad dónde además al IA le costará sustituir la labor humana. Así que
ahora, dado que vivo en España, ejerzo como investigador y no cobro por ello, voy
a comentar someramente cómo es la situación de este reino respecto al tema. Situación
que es causa y consecuencia de la socioeconomía del país, en un ciclo enfermizo
del que parecemos empeñados en no salir nunca, por motivos que serán también
explicados en los siguientes capítulos.
Este texto que escribí en 2003 fue una idea que ya
había aclarado en 1996.
Al final del texto agregaré la situación que vivimos hoy en día al
respecto (2019).
Comenzaré tratando de contestar muy brevemente (y por lo tanto sin poder
evitar cierto reduccionismo) a:
¿Cuál es la situación social y política del mundo?
En primer lugar, debo decir que pese a que alguno use sus propias
metodologías político-económicas, todos los países de este mundo están conviviendo
con mayor éxito o con mayor fracaso para la mayoría de su población en un sistema
capitalista global muy poderoso implantado tras la guerra fría, podría decirse
que incluso antes de la caída del muro de Berlín, si consideramos este hecho
histórico como un síntoma de los nuevos acontecimientos que estaban sucediendo
y no una causa de lo que se iba a formalizar: la globalización neoliberal,
dónde casi la totalidad de los humanos seríamos definidos formalmente como
recursos del capital de algunos pocos, independiemente de lo que dijese la
carta de los Derechos Humanos Universales.
Tenemos que admitir además que, aunque el tándem gobiernos-megacompañías,
que ahora tienen el poder del mundo, probablemente cambiarán durante este siglo,
es difícil imaginarse que los mecanismos económicos y sociales por los cuales se
regirá el acaparamiento del poder vayan a cambiar a corto o medio plazo.
Es decir, en las circunstancias en dónde la población se enfrenta a los
poderes neoliberales, la primera tiene más papeletas de perder batallas que de
ganarlas. En contraposición con el incremento de la importancia de los poderes
públicos frente a los privados que ocurría a principios del siglo XX en Europa,
estamos en una época en la que ocurre todo lo contrario y dónde en todo el mundo,
lo público retrocede frente al negocio de la explotación y la especulación, lo cual
tendrá consecuencias nefastas tarde o temprano por no ser sistemas económicos
sostenibles, y por ir dirigidos a intensificar cada vez más el acaparamiento
del poder en élites nuevas, pero sobre todo en élites de herencia pasada.
Pero ¿qué tiene que ver esto con la ciencia y la
tecnología?
Pues bien, la clave fundamental de la distribución del poder está en la gestión
de los recursos, de modo que si los recursos son privados será muy difícil, sino
imposible que las sociedades puedan mantener un poder que decelere la tendencia
del control privado de todo lo que existe en nuestro planeta. Y hay tres ejes fundamentales
entre los que se pueden dividir los recursos que dictaminan quien o quienes
tienen las cartas del juego en sus sociedades: la energía, la ciencia y la tecnología,
es decir, reduciéndolo un poco; el I+D. Pues si bien los cambios del uso de los
recursos energéticos pueden favorecer la distribución más equitativa y democrática
de la riqueza, esto suele ser consecuencia directa de la ciencia y la
tecnología que esté en manos de la ciudadanía, es decir; del estado.
Y es por ello que voy a centrarme en este último eje y no en la energía,
porque en definitiva es el I+D el que puede favorecer posibles cambios sociales
a muchos niveles de un modo que ninguno de nosotros puede llegar a predecir.
Ciencia y tecnología se agrupan en el formato I+D pues forman parte de
un mismo paquete. La tecnología es una herramienta imprescindible para el
desarrollo de la ciencia y el desarrollo de la ciencia genera nuevo conocimiento
científico que en algunas ocasiones puede originar ideas para el desarrollo de
nuevas tecnologías. Lo de “algunas ocasiones” es crucial, dado que la posible
aplicación de la ciencia a los avances tecnológicos más notorios es un hecho meramente
fortuito, cuya probabilidad aumenta con la inversión en ciencia básica. Pero desarrollemos esta idea un poco:
¿Por qué es importante la inversión pública en ciencia?
Bueno, hay dos razones fundamentales para que los estados decidan estrar
o no salir de este círculo del desarrollo ciencia-tecnología que acabo de
mencionar:
El mantenimiento y la mejora de la calidad de vida de las personas
Ya expliqué que estamos inmersos en la sociedad del capitalismo neoliberal
globalizado. Pese a que este no sea autosostenible, estaremos previsiblemente
por mucho tiempo en este sistema o en uno muy similar, lo queramos o no, dado
que la nuestra dependencia de él llega a unos niveles que su abandono
precipitado supondría también una etapa de transición de tanto dolor que a
priori es imposible de concebir sin que la tercera guerra mundial nos sorprenda
a todos. Sea como sea, una evolución del capitalismo también se ve necesaria, pues
paradójicamente la continuación en este sistema a largo plazo también nos puede
conducir a la misma guerra mundial.
Pero si no formamos parte activa del cambio, y por suerte no alcanzamos
la destrucción mutua asegurada, el capitalismo tenderá pasivamente a un
monopolio tan descomunal que nos puede conducir en los peores pronósticos a
algo parecido a un faraonismo global con o sin trabajo y con la miseria como estatus
social de todo el mundo excepto para unas miles de personas con posibilidades
de alcanzar la eternidad biológica.
Es pues preferible formar parte de otro tipo de camnbio. Uno en el que
enfrentasemos el valor del ser humano y la sociedad del bienestar global al del
hiperconsumismo falto de sentido y sostenibilidad por parte de algunos y la
miseria de la mayoría.
Pero para que la segunda posibilidad se pueda hacer realidad, los países
tendrán que competir con los intereses privados, dado que, en caso contrario,
el poder absoluto quedará en manos de empresas gigantescas y los recursos
humanos seríamos desprendidos de cualquier mínimo derecho humano. ¿Por qué? Pues
porque debido a la naturaleza del capitalismo, la competencia entre empresas hace
que solo las más fuertes sobrevivan y esto lleva a situaciones cercanas al monopolio
absoluto sobre cada sector, y tras esto, a que las distintas empresas monopolizadoras
de cada sector crezcan hasta comprar otros monopolios de sectores secundarios y
finalmente a que una sola megacorporación o megacomañía abarque todos los sectores.
Esto es lo que se podría denominar faraonismo global. ¿Va un faraonismo
a preocuparse por la calidad de vida de los habitantes de la Tierra?, ¿los
beneficios que le otorgará su inversión en I+D llegarán a manos de todos? Nada
más lejos, evidentemente. Los beneficios del I+D privado, a la larga se quedarán
en el faraón y sus priores. Es más, aún mientras el capitalismo mantenga una cierta
organización de competencia empresarial y aún en el peirodo en el que necesite
en parte a cierto número de consumidores, esto no implica que el capitalismo
vaya a necesitar a todos los humanos. Solo necesitará el número justo de hiperconsumidores
hipermillonarios y el número que se requiera de escalvos para que el trabajo se
ejecute. Y si la máquina sustituye al ser humano en el trabajo, esa inmensa cantidad
de humanos hipermiserables ya pueden ir muriendo o sufriendo que tampoco serán
necesarios para el mantenimeinto del sistema de los hipermillonarios. Esto no
es una exageración ni es un intento de demonizar el poder privado, solo es una
exposición de una descripción posible del futuro que de una forma u otra ya
estamos conetmplando fuera de las películas de ciencia ficción; en nuestro
propio presente. Y esto pasa porque las empresas privadas en definitiva solo
tienen, por definición, un único objetivo: el crecimiento económico (que no es
beneficio solamente, es crecimiento imparable del beneficio), cueste lo que
cueste, debiéndose únicamente a las leyes de los países que aún no puedan esquivar.
Pero alguien podría tener las siguientes dudas; ¿es cierto eso en todos
los casos?, ¿no podría existir un interés de un poder privado que haya partido
de verdadero altruísmo en mejorar o garantizar el bienestar humano independientemente
de la existencia de leyes de obligado cumplimiento establecidas por los poderes
públicos? Parece que sucede en extrañas filantropías por parte de poderes privados.
Y sí, la última escala de necesidad de un hipermillonario es la de que le
consideren un benefactor imprescindible para el progreso humano y un modelo moral
a seguir, pese a que sea la mayor estafa imaginable. Esas filantropías solamente
esconden la necesidad de publicitar la mentira de que la acumulación y herencia
generacional de riquezas inconmensurables en muy pocos es lo que hace que todos
aumentemos nuestra calidad de vida con el tiempo y es la que nos salva en periodos
en los que nos dan a entender que necesitamos del héroe hipermillonarios que
produce el neoliberalismo para salvarnos de un problema causado por el mismo
neoliberalismo. Solo que no solucionan ningún problema.
Dado esta falacia monumental y más antigua que el liberalismo de Nixon, no
deberíamos confiar nuestro bienestar o nuestra seguridad a un poder privado,
porque cuando esto ocurre, lo más probable es que la cosa acabe bastante mal, y
de esto se han hecho eco películas de ciencia ficción como “Blade Runner” o
“Alien” “Elyssium” o series como “The expanse”. No es ningún secreto, pero como
en el fondo la mayoría nunca admite realmente la verdad, hasta los sistemas de
publicidad del neoliberalismo más globales que se concentran en la maquinaria
de Hollywood, juegan con ella y al mismo tiempo evitan la repercusión de su propio
mensaje en el comportamiento del público como consumidores o esclavos del
futuro.
Así que, aunque queramos cambiar este sistema económico y las reglas del
juego, intentar hacerlo de espaldas a la ciencia y la tecnología sería infructuoso
porque estas son las únicas herramientas de poder, además de su participación
como votante y consumidor, que, a día de hoy, podría manejar la ciudadanía.
Conservación y aumento del conocimiento
Aunque está relacionada con la primera, la segunda razón es la conservación
y el aumento del conocimiento, dado que todo lo que podemos aprender sobre el Universo
es solo y finalmente conocimiento.
Aunque el conocimiento de por sí no es ni positivo ni negativo para la humanidad
porque depende del uso que hagamos de él, este es el único medio a través del
cual podríamos alcanzar una sociedad cada vez más igualitaria globalmente. Pero
claro, también podría ser un medio para alcanzar las pesadillas más escalofriantes.
Y es precisamente por esto por lo que la sociedad en general debería estar
implicada en la divulgación de la ciencia y en lo que hacen sus gobiernos al respecto
de su inversión pública o respecto a la ética de la reglamentación en su uso
tanto en el plano público como en el privado. Porque el conocimiento científico
tenderá a desarrollarse por parte de poderes privados sí o sí, con o sin que la
población se involucre en que los poderes públicos no abandonen la ciencia.
Pero centrándonos en lo positivo, y aunque parezca ficción, el conocimiento
podría ayudarnos a escapar de este planeta antes de que el Sol u otros
acontecimientos astronómicos, (que supuestamente aún estarán fuera del alcance
de nuestro posible futuro control tecnológico cuando lleguen a suceder), acaben
con la bioesfera de la Tierra. Es también posible que la ciencia y la tecnología
nos ayuden a escondernos o a competir contra otras civilizaciones extrasolares o,
por el contrario, a ser interesantes para que se nos incluyan en un club interestelar
que nos proporcione mayor calidad de vida que la Unión Europea. O, ¿quién
sabe?, a lo mejor, la ciencia y la tecnología humanas podrían tener un papel fundamental
en la erradicación de algún tipo de vida extraterrestre unicelular o una IA
extraterrestre que llegue a contaminarnos.
Nadie puede saber cómo un descubrimiento podría ser útil para nosotros a
muy largo plazo. Pero tenemos evidentes pruebas de que la civilización humana
no existiría sin el desarrollo tecnológico y, por lo tanto, sin el desarrollo científico.
Podría decirse que la característica fundamental y más relevante que nos diferencia
de los bonobos, de los chimpancés o de los delfines es precisamente nuestra
capacidad de generar el I+D con el que nos beneficiamos o con el que nos
perjudicamos.
Finalmente, podemos entender que la investigación no solo es importante
para la economía de un país, sino también para nuestros intereses sociales y éticos.
Si no la sociedad no sabe qué hacemos los científicos ahora, esta nunca podrá tener una opinión razonable o con un mínimo de criterio sobre los aspectos científicos que nos afectan a todos y que nos afectarán en un futuro próximo. Y la mejor manera de conocer el buen camino (desde el punto de vista ético, se entiende) de la aplicación de la ciencia, es promover la inversión pública en ciencia por parte de la sociedad. Y claro, la regulación estatal de la investigación privada.
Si no la sociedad no sabe qué hacemos los científicos ahora, esta nunca podrá tener una opinión razonable o con un mínimo de criterio sobre los aspectos científicos que nos afectan a todos y que nos afectarán en un futuro próximo. Y la mejor manera de conocer el buen camino (desde el punto de vista ético, se entiende) de la aplicación de la ciencia, es promover la inversión pública en ciencia por parte de la sociedad. Y claro, la regulación estatal de la investigación privada.
Entonces, considerando su importancia para nuestra
especie. ¿Cómo es la salud de la ciencia en el mundo?
Aunque cada país tiene su forma de conseguir beneficios económicos,
muchos países con una herencia histórica afortunada en cuanto al control financiero,
recursos monetarios, energéticos o materiales, suelen invertir más en políticas
que propicien el desarrollo privado de la ciencia y la tecnología o el
desarrollo de la ciencia en instituciones públicas que los más desafortunados
en cuanto a su situacón económica, ya sea por un expolio histórico por potencias
extranjeras, por su situación geográfica o por cualquier otra razón. La explicación
podría ser que el beneficio de la ciencia y la tecnología requiere mucha inversión
y que esta sea constante para que dé sus frutos, mientras que otras formas de
vida como podría ser el turismo o una economía basada en la producción de productos
básicos como la agricultura y la ganadería, aportan menos beneficios, pero inmediatos,
y con una muy escasa necesaria inversión inicial en comparación con el I+D. Es decir,
son economías basadas en muy baja inversión, pero también con muy baja rentabilidad
y con unas bases económicas muy precarias en cuanto a su sostenibilidad. Además,
los países que basan su economía en la producción de productos de necesidad básica
como los alimentos, con el tiempo tienen que competir con economías más pobres y
no con economías ricas, lo cual hace que los salarios de sus trabajadores o sus
condiciones laborales decrezcan hasta que alguna de esas economías tire la toalla.
A esto hay que sumarle la automatización, que en este sector es muy simple de
aplicar y produce y producirá estragos entre los trabajadores.
En cuanto al turismo, este puede desarrollarse de dos modos; uno en el
que se dedique a atraer a turistas de gran nivel adquisitivo, pero vigilando
que estos gasten en el país o sin invertir con rigor, control y perspectiva de
futuro atrayendo al turismo en masa por precios baratos y sin condicionantes restrictivos.
España en este caso, está ahora mismo centrada en el segundo puesto, lo cual
parece rentable, porque de algún modo, nos da la sensación de que seguimos subsistiendo
a pesar de los múltiples perjuicios que este tipo de turismo barato, descontrolado,
sin criterio y sin medida, provoca a la sociedad, al margen de los trabajos de
miseria que aporta a la población española. Y siendo así, entonces, ¿por qué se
decidió esto?, es la pregunta automática. Pues básicamente porque los esfuerzos
por hacerse conocer ya están hechos, y ahora no parece necesario llamar la atención
al turista. Este ya viene porque conoce España y sabe que es un lugar barato para
descansar (esto es independiente de si al final descansa o no, pues la publicidad
ya funciona sola. Aunque el turista no repitiera, ya vienen cada año
suficientes turistas nuevos para comprobar si quieren o no repetir de España).
Esto hace que España, en general, se dedique a continuar con su estilo de vida,
sin innovar, sin esforzarse y por lo tanto sin control de las consecuencias que
esto tiene para la sociedad española. Dejamos todo el futuro directamente a la
entropía sin cambiar bajo ningún concepto las cartas del juego. “Como el sol
salió siempre, siempre lo hará”, es nuestro lema, y sigue siéndolo, pese a que
sabemos que el negocio especulativo de la inmobiliaria nos mostró que evidentemente,
la fé, los dichos y los buenos deseos no mueven montañas.
Así que, de este modo, en la mayor parte de los casos, el país no progresa,
sino que tiende a estancarse en su propia economía de subsistencia a corto
plazo y de forma indefinida (lo cual no quiere decir que vaya a ser así para la
eternidad).
Por el contrario, poseer conocimientos avanzados en ciencia y tecnología
es clave para la continua competencia entre naciones o empresas, por lo que un
país que invierte en I+D tiende a enriquecerse. Eso sí, si la inversión es privada
esto solo sucederá si las empresas permanecen en el país pagando impuestos y
revirtiendo, por lo tanto, directa o indirectamente, parte de sus beneficios en
la sociedad.
Pero siendo inicialmente una consecuencia de una riqueza heredada o habiendo
obtenido esa riqueza de la inversión en ciencia y tecnología, lo cierto es que
no se conoce un medio más eficaz de que una sociedad prospere de forma estable
a lo largo del tiempo que no sea partiendo de la inversión equilibrada entre lo
público y lo privado en ciencia y tecnología, y en educación claro, que, aunque
hay excepciones, suele venir acompañándolas debido a la necesidad de formar futuros
trabajadores cualificados para los puestos que el desarrollo tecnológico y científico
requiere.
Esto repercute en que, del mismo modo que sucede con el dinero, la ciencia
y la tecnología tienen una distribución muy diferente en el mundo, y la consecuencia
directa de ello es que esta distribución de la riqueza mundial tiende a mantenerse.
Los países pobres, que suelen estar geolocalizados al sur no suelen invertir
mucho en I+D, si es que si quiera conocen el sector, y por lo tanto no salen nunca
de esa pobreza. Es una enfermedad crónica.
Así, en el mapa mundial, excepto en algunos casos, se invierte más en
ciencia en los países del hemisferio norte que en los del sur. Países como Estados
Unidos, Canadá, Rusia y la parte norte de Europa gastan más dinero en relación a
su número de habitantes y en relación a su PIB que los de América del Sur o África.
Y esto también ocurre a menor escala. Por ejemplo, en la Unión Europea, aunque
pueda parecer muy simplista, y pese a que haya muchos matices que añadir al
respecto, es posible trazar una línea en el mapa que separaría a los países más
ricos de los países más pobres de la Unión Europea (una riqueza o pobreza consideradas
desde la perspectiva del capitalismo neoliberal en el que vivimos). Aunque esta
línea es menos clara, porque existen excepciones, y es oblicua respecto al eje
Norte-Sur, dado que los países más pobres de la UE se concentran en el Mediterráneo
y en las zonas que hicieron frontera con la antigua URSS o pertenecientes a la
URSS. De este modo, actualmente (2003), países como Luxemburgo, Holanda, Dinamarca,
Irlanda, Austria, Suecia, Alemania, Bélgica, Finlandia, Reino Unido y Francia serían
los considerados países más ricos de la Unión Europea, mientras que España, Italia,
Chipre, Grecia, Eslovenia, Malta, Portugal, República Checa, Eslovaquia, Croacia,
Estonia, Hungría, Polonia, Lituania, Letonia, Rumania y Bulgaria estarían dentro
del grupo de los más pobres.
Entonces, dado la supuesta cercanía geográfica y sociocultural de los
países que voy a mencionar, la pregunta inmediata que un español se plantearía
sería:
¿Por qué España está menos desarrollada que nuestro
vecino más cercano, Francia?
Bueno, la respuesta podría resumirse en una palabra: historia. O en otra:
fortuna.
Como ya he comentado anteriormente en el capítulo de “Las ciencias naturales”,
desde la perspectiva del método científico podemos considerar que las ciencias
experimentales nacieron formalmente en Europa en el siglo XVIII con la publicación
del libro “Crítica de la Razón Pura” por Imanuel Kant. Pero durante los años
del inicio formal de la ciencia en Europa, y por lo tanto en el mundo, España
sufría una gran crisis.
Lógicamente, si un país no se preocupa por la ciencia en el momento en
que aparece, es muy probable que sus empresas o compañías tampoco lo hagan y
tal situación costaría cambiarla. Durante el siglo XIX y principios del XX, la
ciencia en España se puso a la altura de la ciencia en los países de su
entorno. Pero el problema fue ya casi irreversible, cuando en el siglo XX, el
país encontró una forma de enriquecerse sin mucho esfuerzo y en relativamente
poco tiempo, con el turismo, la producción de productos de primera necesidad o
en la producción de vehículos en cadena generalmente de marcas extranjeras que
buscaban reduir costes a través de la mano de obra barata que encontraban en la
península, y más tarde con la especulación inmobiliaria, asunto que trataré más
profundamente en el siguiente capítulo titulado “España, ¿es un país que puede
denominarse desarrollado, democrático y sostenible?” porque fue esto lo que nos
asestó el golpe mortal y requiere de un análisis propio. Como todo lo que no requiere
esfuerzo, inversión e innovación, esa era una forma de enriquecerse engañosa.
El resultado finalmente fue que, desde tiempos inmemoriales, cada año, una ingente
cantidad de científicos e ingenieros españoles se vieron y se ven en la
obligación de olvidarse de su país natal si quieren vivir con un mínimo de dignidad
de un trabajo en ciencia o en ingeniería. Pero si bien la mayoría de los científicos
españoles nunca tuvieron muchas esperanzas de conseguir en algún momento un trabajo
en ciencia que pudiera otorgarles un mínimo de calidad de vida en España, en
general, sus perspectivas al respecto han disminuido enormemente (y digo sus porque
personalmente, la mía no descendió).
Pero estas malas perspectivas para los científicos españoles suelen venir
acompañadas de tragedias socioeconómicas para el país y es previsible que tarde
o temprano, España se encuentre conque realmente no tiene una economía basada en
nada estable, de tal modo que nuestro falso desarrollo acabará por sucumbir ante
la realidad. Lo que ignoramos es cuándo ocurrirá tal cosa y cómo. Pero me temo
que será lentamente y desde múltiples frentes, de modo que nadie actuará a
tiempo, y cuando se quiera, nadie sabrá cómo hacerlo.
Escrito en Marzo de 2019
Pues bien, dos décadas después de 2003 (2019), estas predicciones
lamentablemente se cumplieron. Lo disfrazarán de consecuencias ya eternas de la
mal llamada crisis económica de efecto global del 2008, pero todos sabemos que
lo que ocurre a día de hoy es que dónde hay escasez de trabajo digno dentro de
la Unión Europea es especialmente en España, razón por la cual ni los inmigrantes
extracontinentales de Europa (la mayoría) se quieren quedar en nuestro país, y
lo intentan usar como país puente para llegar a Europa, como si esto fuese lo
que parece que es: un país tan prometedor para vivir y trabajar como lo es Túnez.
Si este país tuvo siempre un interés social escasísimo en la ciencia a lo
largo de la mayoría de la historia de la ciencia formal, sufriendo, por lo tanto,
una inversión en ciencia y tecnología irisoria en comparación con la de un país
de su entorno, y también inconstante, lo cual también redunda muy negativamente
en el desarrollo de cualquier economía, ¿cómo es que hubo periodos en los que a
muchos les parecía que España vivía en una buena situación socioeconómica y durante
los que también les parecía que el país había abandonado los lastres de los
poderes fascistas, autoritarios y eclesiásticos, abrazando así por fin la evolución
constante hacia la modernidad, una relativa justicia independiente, una convivencia
estable y en resumidas cuentas, el camino de la prosperidad?
Spain invest less money per PIB than our neighbor Portugal (and this difference tends to increase). |
http://ssociologos.com/2012/06/07/la-relacion-entre-la-inversion-en-ciencia-y-la-riqueza-de-distintos-paises/
Esquema en dónde se refleja la inversión (en
millones de euros) en los distintos organismos públicos más relevantes de investigación
científica de España, Francia y Alemania durante el ciclo 2017-2018 en comparación
con el dinero que manejaron sus respectivos clubs de fútbol más relevantes durante
el mismo periodo de tiempo. Los organismos públicos de investigación más potentes
de estos tres países son; en España, el CSIC, con unos 900 millones de euros de
presupuesto para el periodo respectivo, en Francia, el CNRS, con unos 3.200
millones de euros de presupuesto y en Alemania el HELMHOLTZ, con 4.300 millones
de euros de presupuesto. Esto implica que España, como sociedad, nunca ha tenido
verdaderas intenciones de salir de su subdesarrollo socioeconómico.
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