De aquellos polvos, estos lodos.

Los beneficiarios directos del jocosamente denominado "milagro español", (porque a ojos de extranjeros era imposible que España alcanzase algún nivel de desarrollo si no fuera por un milagro fuera de toda lógica quizás proveniente de la antimateria de los edificios y construcciones), ahora están esperando otro pomposo milagro más acuciante, el de la multiplicación de los panes y los peces.

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