Pasado inmediato y presente socioeconómico de España


Escrito el 26 del 06 del 2017



Aunque no es posible concretar todas las razones por las que un país vive una determinada situación política y socioeconómica, sí es posible determinar ciertos parámetros decisivos para que ciertas situaciones se den.

Al margen de los posibles controles externos sobre el destino de los gobiernos (un factor variable dependiendo del gobierno a tratar), algunos pueden tener cierto margen de maniobra respecto a la riqueza, el desarrollo y la organización política internas.

Evidentemente, la situación política y económica en España actualmente (2009) se debe a las políticas y la economía pasadas del país sumada a la situación política y económica global.

En los años 60, en plena dictadura, el régimen dictaminó cuál iba a ser el sustento mayoritario y base fundamental de la economía española; el turismo. El éxito en cuanto a riqueza que proporcionó a España dicho negocio, principalmente destinado a norteamericanos y europeos, hizo que pronto, toda la economía del país girara entorno a él hasta convertirse en una de nuestras bases económicas fundamentales. El bajo coste de producción y la mejora en infraestructuras y en seguridad que caracteriza normalmente a cualquier país en desarrollo económico, proporcionó a España la oportunidad de competir en el campo de la producción tecnológica con otras empresas europeas. Producción tecnológica, que no desarrollo tecnológico (lo de que inventen ellos se siguió a rajatabla). Muchas empresas se afincaron en España por su claro beneficio debido a la mano de obra barata y a los bajos costes de producción que les suponía la instalación de sus plantas. El éxito de la producción en territorio español supuso también la aparición de un importante tejido empresarial enteramente propio. Pero aún así, hasta en los años de la Transición, el turismo seguía teniendo una importancia mayoritaria, y a este se le sumó otro negocio que en realidad solo se tradujo en una forma de enriquecimiento falso, casi desde su origen; el negocio de la vivienda.

Con los exagerados beneficios que aportaba el turismo de costa y playa, este se incentivó por todo el territorio español. Al mismo tiempo, la construcción tuvo un auge espectacular ya que se necesitaba mucha infraestructura hotelera e incluso de vivienda propia para albergar a los turistas que no hacían más que incrementar en número y que comenzaban a llegar al país en otras estaciones a parte de en verano. Los turistas extranjeros tenían mayor poder adquisitivo que los españoles y ello hizo que muchos turistas comezaran a comprar vivienda de verano. Por otro lado, el negocio hotelero de costa provocó que el suelo encareciese, lo cual arrastró al precio de la vivienda, especialmente en la costa, incrementándose sin pausa con el tiempo.
Pero el negocio parecía tan propicio que al final se llegó a la conclusión de que el encarecimiento constante del precio de la vivienda incluso en suelos no explotados podía ser el negocio made in Spain del siglo. Una forma rápida y eficaz de ganar dinero con todas las garantías: la especulación inmobiliaria.

Pero ¿cómo convencerían a los españoles de que comprar pisos sin que estos tuviesen el dinero para tales compras con precios desmesurados era una buena idea? Pues con préstamos cada vez a mayor plazo que se sumaban a la sensación de la población de que la oferta de trabajo no era un problema, y de que las familias, en general, ganaban en poder adquisitivo con casi total garantía. Y con la garantía, además, de que la compra de vivienda sería un negocio redondo y garantizado para cualquier comprador. Dado que este mismo, y toda la banca respaldada por el estado harían que el bien incrementase en valor mucho más que el coste de la vida, constantemente, y para siempre. Es decir; con engaños masivos, pues el único que no iba a perder sería la banca. En caso de que el precio de la viviendo no se incrementase indefinidamente, (lo cual era un hecho más que seguro), la deuda se pagaría con lo que fuera, porque la economía entera, y con ello, toda la sociedad, ya dependería por completo de esos bancos y de sus fraudes. Y efectivamente, los precios de los pisos se incrementaron artificialmente de forma aparentemente indefinida por parte de los especuladores inmobiliaros, haciendo a los compradores, partícipes de su propia estafa. Con o sin conocimiento de causa.

Pero ya tan tempranamente como en los 80 había quien intentaba transmitir a la sociedad que esa economía que parecía tan idónea en aquel entonces, tarde o temprano se convertiría en un negocio que solo rentabilizarían los pocos que retirarían sus inversiones a tiempo para crear o invertir en nuevas especulaciones siendo el detonante de lo que llamarían una grave crisis particular para todo el país; una pesadilla con consecuencias imperecederas para toda la sociedad española. Pero estas alarmas fueron en vano, ya que la población tenía trabajo, había una relativa bonanza en la macroeconomía y en la economía familiar. Y ya se sabe que en época de vacas gordas, los informados pero no maliciosos son, como poco, agoreros indeseables a ojos de la mayor parte de esas mismas vacas gordas.

En realidad, la sociedad en su conjunto vivía como si la subida de los precios de la vivienda fuese un hecho innegablemente perpétuo y, por lo tanto, una fuente de dinero fácil y segura, y los ciudadanos centraban su miedo en las consecuencias inmediatas que podían ocasionarles la pérdida de competitividad en el área de la producción. Cosa que ya empezaba a ocurrir en esa década.

En los noventa, los salarios tenían riesgo de descender, el trabajo en empresas comenzaba a verse copado, pero el turismo y el negoio hipotecario seguían sustentando la mayor parte de nuestra falsa economía. Así que lejos de abandonar la especulación inmobiliaria, esta se vio incrementada aparentemente de forma incesante, pues seguía siendo un negocio muy rentable para quienes la dirigían. Y los españoles seguían firmando pagos por precios cada vez más desorbitados por los pisos y simplemente por el propio suelo, que mucho más tardíamente fue liberado para sacar más tajada al negocio, haciendo ver al que se dejaba embaucar por el primer estafador del tres al cuarto, que el milagro económico español de Rodrígo Rato (el cerebro económico del PP) era incombustibe. Mientras, la deuda por la hipotecas a los bancos de muchos de los creyentes en milagros se incrementaba sin cesar.

No olvidemos que ya en el año 1986 habíamos entrado en la Unión Europea, lo cual tuvo repercusiones positivas en cuanto al aporte de dinero de la Unión a nuestro país, con la finalidad teórica de amoldar nuestra economía y desarrollo a un estatus europeo y de promover un cambio en nuestra base económica. Pero también tuvo consecuencias directamente negativas en cuanto al ajuste del mercado español hacia intereses de competitividad empresarial e industrial a nivel europeo, como fue la destrucción de gran parte del tejido industrial de astilleros o la retirada de gran parte de la industria del automóvil del suelo español.

No obstante, pese a que ciertas cosas mejoraron gracias a la integración de España en la UE, buena parte de ese dinero aportado desde Bruselas se malgastó invirtiendo en infraestructuras inservibles o afuncionales si no directamente pensadas para el enriquecimiento propio del político de turno, y no se cumplieron los propósitos para los que esas ayudas económicas, teóricamente y en un principio, se habían destinado. Hay que añadir, además, que la Unión Europea no había regalado el dinero, sino que lo había prestado, y que una vez superadas ciertas fases, España debería devolver la cantidad pasando de ser oficialmente un país receptor a ser un país dador.

Pero independientemente de los problemas en el sector productivo, desde inicios de la década de los 90 hasta la primera década del siglo XXI, España gozó de una de las mejores situaciones económicas de su historia, al menos desde el punto de vista de los valores macroeconómicos. Era receptora de ingentes cantidades de dinero proveniente de la Unión Europea, tenía todavía un fuerte tejido productivo, aunque sí, en declive, disfrutaba de un buen aporte económico foráneo a través del turismo y todo ello, sumado a una enorme especulación inmobiliaria, favorecía el desarrollo de un gran sector servicios. Además de esto, las masivas privatizaciones de una gran variedad de servicios del sector público por parte de quien gobernaba; el PP, aportaron a las arcas del estado un dinero sustancial con el que el partido pudo aparentar ser el causante de la buena situación de la macroconomía del país, con el denominado milagro económico del “España va bien”.


Miembros del PP claramente mediáticos y con cargos muy importantes en el gobierno español de mayoría absoluta del PP entre 2000 y 2004, supuestamente, (porque ahora ya dudo de todo) votado por la inmensa mayoría de la población española que votó a un partido en el 2000 (Federico Trillo, el ex-presidente del gobierno de España, Jose María Aznar y Luis Bárcenas, extesorero del PP durante el gobierno de Aznar) mostrando gestos obscenos, con alevosía y nocturnidad, ante los medios de comunicación españoles. Independientemente de cualquier argumento que se intente usar para excusar algo como esto, un presidente del gobierno en tal actitud ante las cámaras y a sabiendas de ser fotografiado es indudablemente una muestra absolutamente delatora del desprecio del gobierno votado por la mayoría del pueblo a toda la ciudadanía española y por lo tanto, de la catastrófica situación de subdesarrollo social de la monarquía bananera que representa la MARCA España; un país que nadie sabe muy bien cómo se coló en la organización que actualmente aún es la organización de países de mayor calidad social de facto del mundo; la Unión Europea. Cualquiera que vea una foto como esta podrá entender que en el país dónde gobiernen señores tan decentes, carismáticos, amables y respetables como estos, cualquier cosa que no esté relacionada con la justica social, la decencia, la ética y la coherencia, es posible, siendo los ciudadanos que permitieron que el PP (un partido fundado por socios ibéricos de Hitler como Manuel Fraga) llegara al poder por tres veces no consecutivas (hasta el 2012); auténticos ignorantes o en todo caso culpables sociópatas. Votar al PP, ser inteligente y al mismo tiempo pretender conseguir una sociedad justa son tres cosas incompatibles por definición. Y los inteligentes que votan al PP, además de ser, la mayoría, de los pocos ricos que quedan en España, lo saben mejor que nadie.  
Pero lo que en realidad estaba haciendo el PP era expoliar el futuro de España al dejarla sin inversión en trabajos futuros de calidad (I+D público e incentivos a I+D real privado) y que pudieran proporcionarnos prosperidad social (I+D, educación y sanidad públicas de calidad), al destrozar todo bien público que imaginaba que podríamos tolerar verlo arrebatado de nuestras manos. Pero es que, además, el PP había estado entretejiendo, desde su aparición como partido en 1989, la red criminal española más potente desde sus orígenes en el franquismo, para, una vez en el poder, realizar las operaciones con dinero público más delictivas de toda la historia de la Unión Europea, ya sospechosas en aquel entonces y perfectamente previsibles incluso cuando el PP era AP (si pudieron blanquear el franquismo, ¿cómo no iban a institucionalizar el blanqueo de dinero?). Y cuando el robo comenzó ya no cesó, como puede uno comprobar en la punta del iceberg que supone lo arañado hasta ahora en el caso Gürtel de Valencia, los desvíos de capital para la financiación ilegal de las campañas del PP en Madrid y decenas de casos de corrupción urbanística relacionados con determinados cargos políticos del PP en Galicia, Madrid y Valencia.

Así que el partido se especializó profesionalmente en robar a gran escala. Pero lo cierto es que, aunque los niveles de delitos eran estratosféricos en el caso del PP, esto ocurría a un nivel u otro en todos los lugares en dónde gobernasen los dos partidos mayoritarios de España. Como la ciudadanía no notaba que la situación estuviera afectando a sus bolsillos, simplemente “castigaban” a uno y al otro partido (PP y PSOE) haciéndolos alternar en el poder, permitiendo así que el robo continuara incesante e independientemente del número de casos que salían a la luz. Pero estaba ocurriendo otra cosa además del robo directo por mafias gubernamentales organizadas, y es que la desinformación y la deseducación que mantenía en la ciudadanía una absoluta despreocupación por el I+D (lo único sostenible a largo plazo para crear riqueza en cualquier país) y por la privatización de los servicios públicos, estaban provocando un robo con consecuencias a mayor plazo; el del futuro de toda la sociedad española y en especial, el de la generación mejor preparada de españoles para aportar riqueza y desrrollo sostenible al país.

Por un momento pareció que los ciudadanos vieron por fin la verdadera absoluta ineptitud política, su desfachatez y lo impresentables que eran sus propios dirigentes cuando se inició la tragedia del Prestige, que no fue si no, el ejemplo de la gestión del Partido Popular cuando se arremanga, y del respeto que tiene cualquier derecha española declarada de ámbito nacional por la ciudadanía, incluídos en ella, a aquellos votantes de esta misma derecha que no les sorprende nada de lo escrito en este capítulo. Cada día que pasaba, aquello se parecía más a un circo dónde solo actuaban unos payasos nada graciosos que en lugar de divertir, se reían de todos los ciudadanos de Galicia sin ningún tipo de pudor y de forma incesante, quizá intentando investigar el estado de sodomización de la ciudadanía respecto a la política gallega (muchos de estos políticos pretenden ser ahora miembros de un nuevo gobierno, dicho sea de paso) (ver “Memorias del 13 N”). Pero dado no fue así en realidad. Y dado que aún seguía sin haber ninguna respuesta ciudadana de magnitud realmente preocupante en el estado, (era un problema local del extrarradio de Madrid del Northwest Spain), dado que seguía habiendo suficiente dinero en las arcas por motivos ya explicados, dado que estaban en una mayoría absoluta capaz de dirigir al país en contra de quien fuera y debido también a que el afán napoleónico del entonces presidente Jose María Aznar no terminaba, en 2003, al PP se le ocurrió poner la guinda en el pastel de la ignominia involucrando a España en una guerra denunciada por la propia ONU como ilegal (porque parece ser que las hay legales, así que imaginaos cómo son las ilegales) en compañía de un desquiciado vaquero texano presidente de un EEUU (George Bush hijo)  gobernado y directamente dirigido por empresas petroleras, farmacéuticas y armamentísticas.

De modo que haciendo caso omiso de la ONU, de las quejas de la ciudadanía por todo el país, que entonces sí fueron notorias por su repercusion internacional, y haciendo caso omiso también de las amenazas directas del grupo terrorista Al Qaeda, el PP nos metió en una guerra de manos de Jose María Aznar, lo cual fue la última importante decisión de su mandato, por la que se le recordaría como un nefasto dirigente europeo junto al ex-primer ministro británico, Tony Blair, en contra de la voluntad de sus poblaciones (Ver “Memorias del 20-M”).


Bien, la historia siguiente es bien conocida, Al Qaeda cumplió sus amenazas, y la ciudadanía española también lo hizo. Y el PP perdió las elecciones acusando mediante injurias constantes, pero obviamente sin denuncias formales y con total desinterés por su propia decencia, durante casi un año, al PSOE de conspirador y de, poco menos que de parte implicada en los ataques del 11-M con la intención de apoderarse del gobierno. Cosa absurda, solamente al tener en cuenta que el PSOE solo tiene que esperar su turno en el ciclo constante de alteranacia en el pacto dudosamente democrático que indirectamente se otorgaron los partidos mayoritarios con la ley D'hont. Porque un partido estancado durante décadas solo sucede en Galicia y Andalucía, pero en el estado, la paciencia de la mayoría es limitada y dan bandazos de la cara a a cruz de la misma moneda.

¿Dónde está la demostración más clara de que era la misma moneda?
Pues, quitado el PP de en medio en 2004 podríamos haber retomado un camino más justo y con una economía más sostenible para España, aunque ya iba a costar, por el tiempo y el desarrollo perdido hasta entonces. Pero ni así. El negcoio de la especulación inmobiliaria fue alegremente permitido también por el PSOE. Y como en España, el I+D siempre fue realmente tomado en consideración como un gasto, la inversión siguió en niveles muy por debajo de la media de la Unión Europea (https://elpais.com/economia/2017/11/28/actualidad/1511866295_065910.html).

Obviamente, para que el ngocio con la especulación con los precios de la vivienda y con el endeudamiento posterior de los compradores con las hipotecas funcionara, se necesitaba que siguiese habiendo compradores. La pregunta pues, era: ¿por qué seguían comprando pisos los ciudadanos cuando los precios subían incesantemente hasta cotas, (en relación con el salario medio del país), impensables en el resto de la Unión Europea? Bien, unos porque no veían otro remedio y porque creían que se lo podían permitir y no les interesaba alquilar porque “ya que se pagaba, al menos quedaría una propiedad física real”, y algunos otros porque el entorno bancario ofrecía enormes facilidades y garantías de pago. Pero otros ciudadanos tenían en mente el mismo negocio que los que lo iniciaron y se convirtieron en otra clase de especuladores inmobiliarios que o no sabían que las burbujas siempre acaban explotando naturalmente o creían que no les iba a explotar a ellos.



Comparativa de la evolución de la inversión en I+D en España con la media de la Uniuón Europea. Fuente: https://elpais.com/economia/2017/11/28/actualidad/1511866295_065910.html


Así pues, especuladores inmobiliarios con conocimiento de causa, especuladores sin conocimiento de causa, y las entidades bancarias, entretejieron en diez años, apoyados y hasta animados por el gobierno de turno (especialmente el PP, pero también por el PSOE como partido politico de ideología económica continuísta de la del PP), un negocio en España que iba a explotar con daños y perjuicios incalculables para la sociedad (no para la mayoría de los políticos más responsables del fiasco ni para la banca) y que tenía cuenta atrás.

Desde que se estaba asentando la mayor parte de la base económica española en este negocio falso, ya hubo quien se fijó en las circunstancias trágicas a lo que aquello nos iba a llevar, pero aún ahora hay quien desconoce totalmente dicha historia, e incluso que sucedió. Lo que todo el mundo desconocía era exactamente cuándo acabaría la cuenta atrás. Y llegó a cero cuando el tsunami de la catástrofe bancaria-inmobiliaria del negocio falso análogo al de España que se produjo en Estados Unidos alcanzó a Europa de banco a banco (privados y luego estatales), especialmente a través de Londres, transmitiéndose la reclamación de deudas no pagables a los países que al final más pagarían el pecado de aquella insostenibilidad global con mayores deudas a futuro y austeridad suicida: Grecia y España, los países más sumisos a la cadena de responsables, pues recordemos que la banca alemana fue una gran benefactora de los negocios suicida que se estaban desarrollando en España y nunca pagarían el desguisado.

Así que mientras en otros países, los respectivos poderes financieros iban poco a poco pagando sus errores al estado respectivo, en España se decidió hacer lo contrario, no fuera a ser que aquel desguisado repercutiese en pérdidas milmillonarias para aquellos inversores extranjeros que habían sacado tajada del negocio suicida de la especulación inmobiliaria española. Así que se pusieron a rescatar a través de recortes sociales nunca antes experimentados a su propio sistema financiero privado y público, el cual ya estaba reconvertido en negocios privados mimetizados en las denominadas cajas. Pero ello no evitó el efecto contagio de la desconfianza entre prestamistas y clientes, que era con lo que se nos vendía las medidas de rescate, y muchos bancos españoles, viendo las consecuencias que tenían los negocios similares a los suyos en Estados Unidos empezaron a temer pérdidas si continuaban con préstamos para una finalidad que iba a dejar de existir. Se iba a llegar a la situación en la que los prestatarios (hipotecados), no iban a poder pagar a los prestamistas (bancos), por los elevadísimos precios que los pisos habían alcanzado, al haberlos usado los bancos como recurso de inversión, (totalmente imaginario, cabe recordar). Así que los bancos dejaron de ofrecer préstamos a ningún interés por los pisos, las hipotecas dejaron de ofrecerse y se exigía el pago de las que estaban en curso, los pisos dejaron de comprarse y sus precios comezaron muy lentamente a bloquearse, que no a bajar. Muchos ciudadanos dejaron de recibir préstamos bancarios, la construcción se paralizó casi de la noche a la mañana, y todo el tejido de servicios y de empresas asociado a la construcción también cesó. Además, no todos los bancos consiguieron zafarse del golpe, y casi ninguna caja lo haría y pasaría a manos privadas por muy módicos precios, haciendo pensar si no estaban ya en manos privadas.

Cuando un grupo se une a un mal negocio, el grupo suele perder, pero si el negocio lo controlan tres del grupo, esos tres se pueden enriquecer con el negocio y antes de que se manifiesten las consecuencias negativas del mismo, estos, con información privilegiada dado que controlan el mnegocio en sí mismo, pueden retirarse a tiempo y salir beneficiados en neto mientras el resto paga sus malas praxis. A esto se le denomina estafa y es tan frecuente y está tan globalizado en el capitalismo actual que su funcionamiento ha llegado a basarse en ellas hasta el punto de que no son separables y forman parte de un mismo sistema; el sistema económico en el que vivimos o en el que está todo el mundo afectado tal vez desde antes de los ochenta.

Pues bien, esto fue lo que ocurrió con la especulación inmobiliaria en España con una ligera diferencia; los estafados no fueron unos cuantos, sino en general, todo el país, excepto las más elevadas élites que habían diseñado y puesto a punto la estafa. Eso se debe a que un enorme porcentaje de todo el resto de negocios del país se había desarrollado en dependencia de aquel gigantesco negocio fraudulento, lo cual fue promovido activamente por las políticas del PP y no fue detenido ni regulado por el PSOE después. Es decir, el mal negocio se había convertido en una base económica fundamental del país. Un cáncer global que tarde o temprano lo llevaría a su situación real: a la asumción de que este no tenía suficiente base económica real para sostenerse, es decir, a un país realmente subdesarrollado al que le quedaría básicamente un solo negocio de magnitud suficiente como para no declararse estado fallido: un turismo que ofrece una calidad de trabajo paupérrima para la mayoría. Porque toda esta situación de la especulación inmobiliaria en España coincidió lamentablemente con una reducción de la industria y del tejido empresarial español que buscaba lugares más baratos de producción, (pues España ya no lo era tanto), y sin tantas restricciones de calidad medioambiental o de derechos del trabajador, (que habían aumentado en el país con el falso enriquecimiento de una sociedad española engañada).

El hecho es que la situación económica del país, al final solo es consecuencia de quienes la controlan a lo largo del tiempo, y esta la controlaron por mucho tiempo una mayoría de auténticos y genuinos delincuentes con total inmunidad judicial y política (en lo público y en lo privado) apoyados o consentidos por una mayoría de ciudadanos sumisos o involucrados en sus propios delitos (que los votan o que no votan a ninguna opción y que no denuncian o se manifiestan). Es así de simple. El control de los mercados y el control por parte de Alemania es lógico. Tal vez, no justificado, pero lógico en el sistema en el que vivimos, que no podemos negar que existe, pese a que tampoco sea moralmente correcto. Y si bien el control por parte de los mercados sobre los países puede no estar justificado, su desconfianza en nosotros sí lo está.

Los mercados están formados por accionistas, es decir, por ciudadanos y entidades y estos no trabajan siempre con la lógica, por mucho dinero que tengan, y tampoco actúan de acuerdo a la moralidad, es decir, no siguen una conducta ética, dado que ser accionista implica hacer negocio con números que pueden provenir de la especulación arbitraria de un tejido industrial que puede ser básico para mantener el empleo de cualquier país. En resumen, invertir en un valor por su futuro es análogo a una simple apuesta, pero una apuesta que, junto con otras, puede hundir la estabilidad económica de un país o incluso de un continente entero. Así pues, los mercados trabajan directa o indirectamente con la especulación, con la inversión en valores que intuyen (los accionistas) que pueden crecer por ellos mismos, y a veces con la inversión, con conocimiento de causa, en valores que realmente no tienen valor, lo cual en el póker podría ser equivalente a un farol; “démosle valor a algo que no lo tiene para arrastrar a otros a invertir en ello, para luego ser el primero en desaparecer con el dinero vendiendo todas nuestras acciones cuando el valor esté en un punto álgido, sin importarnos lo que pase a continuación con el valor y los demás accionistas enganchados a él”. Si estos valores están asociados directamente con bienes de necesidad básica, apostando por ellos (invirtiendo), es posible encarecer suficientemente el precio de estos bienes como para hacer imposibe la compra de esos productos por la población de determinados países y ello puede provocar incluso hambrunas en medios dónde no hay carencia de alimentos.

Sin llegar a hambrunas, esto, básicamente es lo que ocurrió con el valor de la vivienda en España. Eso sí, impulsado por la derecha declarada española PP, apoyado por el PSOE, e impulsado por entidades bancarias.

Este es el problema global del capitalismo especulativo en el que todo el mundo está inmerso. Sería positivo tratar de ir restringiendo este sistema antes de que ese sistema restrinja la capacidad de cohabitación social en el mundo. Pero los países deben sobrevivir con conocimiento de causa de que con o sin restricciones, este sistema puede ser su perdición si no actúan de modo que no sean entermanete dependientes de él, y eso se consigue tejiendo una economía de producción real y diversa, no simulando otra base económica especulativa, a lo cual, España es adicta. Pues tratar de enriquecerse especulando no es ni más ni menos que el modo de conseguir dinero a corto plazo, con el menor esfuerzo posible y sin preocupación por las consecuencias que tarde o temprano, siempre son catastróficas para la sociedad pues el sistema de fraude en algún momento deja de funcionar y toda la falsa economía que lo sostiene, también.

¿Y cómo se podía haber hecho esto? Dado que en España, pese a su enorme importancia, el turismo sigue sin ser suficiente para otorgar a sus habitantes una calidad de vida aceptable dentro del marco de la organización a la que pertence, la Unión Europea, dado que tampoco es un negocio muy sólido precisamente porque lo consideramos perpétuo y asegurado, con lo que tampoco invertimos esfuerzos en que incremente en eficacia y calidad, y dado que el tejido producivo a nivel industrial ha sido casi totalmente esquilmado del país por una u otra razón, una posibilidad que ya perdimos al menos por las siguientes dos décadas es lo que en sí mismo es el denominado desarrollo real y que aparentemente no solo en España tiende a infravalorarse de un modo sorprendentemente pandémico y crónico; el I+D (investigación y desarrollo). Se ejercen esfuerzos sobrehumanos en intentar convencer a la población de que la inversión en I+D debe contemplarse como un gasto o un coste que no trae beneficios, cuando en realidad, todos los beneficios que la humanidad se elaboró para sí misma provienen de una distribución equitativa (que esa es otra, pero es otro cuento) de los productos que, y esto hay que recalcarlo, a largo plazo, nos otroga una inversión concienzuda y un esfuerzo continuado y en incremento constante en el sector del I+D (sea este en ciencia aplicada o en la denominada ciencia aplicada).

Un video muy corto y muy conciso al respecto está en: https://www.youtube.com/embed/cby2vsK8O6k

Pero ¿por qué la economía de España se especializó en negocios o empresas no emprendedoras? ¿Por qué invertir mucho esfuerzo en trabajar en cosas que no producen ni enriquecen casi? ¿de dónde viene lo de “que inventen ellos”? Pondré un ejemplo que muestra nuestra eterna y al parecer, natural incompetencia como país socioeconómicamente sostenible con una sola pregunta; ¿por qué quienes hacen enormes negocios de exportación con el aceite de las aceitunas españolas son empresas italianas?

Así que la cuestión es:  ¿existe algún motivo principal que explique nuestra desgracia histórica hasta la actualidad como país que no ha apoyado nunca a los emprendedores, a la innovación, a la investigación, el buen hacer, la ética o a la modernidad en general evitando así adquirir una base económica, social y cultural fuerte y estable no creadora de deudas de incremento incesante e impagables y unas bases morales suficientes para que la corrupción no pueda darse de forma absolutamente impune y masiva como ahora sucede? 

Pues puede que haya una razón histórica tan relevante como políticamente incorrecta. Y es tan políticamente incorrecta como todas las razones que explican el mundo que la sociedad humana se ha creado para su futuro. Una razón que en principio podría parecer insospechada pero con unos argumentos tan drásticamente evidentes que son imposibles de negar. Pero no lo voy a explicar yo: http://viejomadrid.foroactivo.com/t842-espana-capital-madrid




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